Balance del mercado inmobiliario


El primer semestre del año muestra una recuperación con respecto a igual período del año anterior. Optimismo, neutralidad y pesimismo reinan hoy dentro del sector inmobiliario de Argentina.

Todo depende desde que ángulo se lo mire. Los números actuales ya no son unánimente positivos para todas las localizaciones y para todos los productos inmobiliarios como sí resultaban años atrás.

El interés en
invertir en inmuebles persiste, sin embargo en menor número e intensidad y con una selectividad mucho mayor:
en la actualidad, el mercado es más reducido y además se concentra cada vez más en el producto a estrenar debido a que el comprador sigue siendo y será de perfil netamente inversor en los próximos años. Se trata así, de un comprador más sofisticado, al que se lo puede convencer de hacer un negocio entrando en una obra al costo pero, que analiza el mercado y exige explicaciones objetivas poniendo a prueba el conocimiento y pericia de quien ofrece el inmueble o la opción de inversión.

La demanda ya no crece de manera exponencial, de hecho mayo mostró un crecimiento importante, pero si se compara objetivamente el dato con las cifras de los últimos años se puede observar que la cantidad de escrituras es solo muy buena comparada con el año pasado.

Los valores, por otro lado, no se reducen, por el contrario crecen, aunque menos que antes. Esa es una realidad: del 2003 al 2008 los precios aumentaban en promedio, dependiendo siempre del producto y localización, a tasas de dos dígitos cómodamente por encima del 15 % interanual.
Por el contrario, actualmente esas tasas, en la mayoría de los casos, se redujeron a un dígito ya sin llegar a cubrir en el corto plazo el impacto de la inflación.

La combinación de aumentos de costos de construcción y valores con menor dinamismo, restringen la posibilidad de un crecimiento considerable tanto en cantidad de demanda como en una expansión de localizaciones.


A su vez, se suma que el crédito hipotecario brilla por su ausencia. Son cada vez menos las hipotecas que se otorgan y restablecer un sistema real y sustentable va a llevar años. La mayoría de los bancos privados desarmaron sus estructuras de análisis de riesgo hipotecario y sus departamentos de administración de créditos para la vivienda.

Sin embargo, quien cuenta con posibilidad de ahorro, sabe que el problema que enfrenta es que ninguna de las inversiones de bajo riesgo cubre las expectativas de inversión. Se interesa entonces por invertir desde el pozo. A pesar de que la tendencia de estos últimos meses con respecto a las nuevas obras se perdió debido a las demoras en entregas de estadísticas, la calle muestra actividad, aunque sólo se da en forma significativa en los barrios de siempre.

Más allá de ello, negocios hay. El interés en la inversión inmobiliaria persiste. Antes en los suplementos de Economía de los diarios o en publicaciones de negocios se hablaba del dólar, los bonos, las acciones y la situación de las empresas, pero desde hace algunos años se habla también y recurrentemente del Real Estate, abordando al mismo desde distintos ángulos, reflejando el persistente interés del público hacia él. Este también ha sido un cambio capital.

Concentración, tanto en demanda como en localización parece ser el sendero que transitará el mercado en lo que resta del año y posiblemente en el siguiente.
Dentro de ese contexto existirá actividad aunque claro está seguirá siendo reducida y selectiva, al menos para la compra-venta de viviendas.



Fuente: Reporte Inmobiliario

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