Crisis inmobiliaria: estar listo cuando el mercado se recupere


El 2009 es un año muy difícil para el sector: el impacto de la crisis económica golpea sobre todo el mercado residencial, penalizado por la reducción del poder de compra de las familias y la restricción de los bancos a conceder financiación. Pero si los primeros seis meses del año fueron negros, las perspectivas para el segundo semestre son de un leve mejoramiento.

El repunte es esperado a partir de 2010, sólo si los bancos abren nuevamente el acceso al crédito y si la inflación vuelve a subir, favoreciendo la tradicional inversión en inmuebles.

No es fácil describir en este momento qué es lo que sucede en el sector y lo que se espera en el corto plazo en Europa. De algo podemos estar seguros: un período libertino finalizó, la crisis llegó, esperamos que se quede por un período breve y mientras tanto la mayoría aplicamos el sabio dicho gauchesco: Desensillar hasta que aclare.

El mercado inmobiliario mundial vivió una situación de extrema bonanza en los últimos 10 años, lo que hizo creer a los operadores del sector que el crecimiento sería eterno...Por desgracia, el crecimiento continuo es algo que se verifica sólo en la teoría o analizando períodos de más de 50 años.


Los mercados anglosajones siguen una lógica distinta de los demás: son más sensibles a los elementos económicos, con protagonistas distintos como pueden ser inversores públicos, institucionales, y un índice de endeudamiento per cápita mayor. Por su parte, los mercados no anglosajones tienen una mayor prevalencia de pequeños inversores privados con un nivel de endeudamiento per cápita inferior a los primeros. Aquellos países que sufrieron una carrera de precios inmobiliarios en los últimos años son los que hoy poseen mayores stocks para vender; sin hablar de las excesivas exposiciones financieras valuadas sobre precios máximos.

¿Qué es lo que sucede?
Más del 75% de los países analizados en un estudio de RICS (Royal Institution of Chartered Surveyors) registra un aumento de las ventas de propiedades sujetas a acciones legales por parte de los bancos, valuadas a precios inferiores.

Paradójicamente esto lleva a una
leve reactivación del sector de los grandes inversores, que orientan sus inversiones a oportunidades muy específicas. El stock de inmuebles en manos de los bancos es enorme, lo que puede llevar a encontrar óptimas oportunidades.

El sector profesional, o de los inversores especialistas, se encuentra en un momento de espera
y de gestión ordinaria, con difícil posibilidad de acceso a financiación, por más que las tasas de interés sean irrisorias y se esté en un momento donde ninguno a ciencia cierta sabe cuál podría ser el rendimiento esperado del propio equity.

Por otro lado, el
sector minorista o el de las familias demuestra una aversión al riesgo para la gestión de sus ahorros y, en consecuencia, se vuelca al inmueble, sin particulares requisitos de rendimiento.

La situación es muy compleja: la crisis influyó mayormente en todos los países desarrollados, lo que hace que las medidas sean tomadas con criterios globales; el otro punto a favor es que la velocidad con la que evoluciona el mercado en el siglo XXI es enorme, por lo que la reacción debería ser rápida. Atención a los que no estén preparados para cuando el tren se vuelva a poner en marcha.



Fuente: La Nación

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